El entorno en el que vivimos afecta directamente nuestra salud y calidad de vida, como lo afirman miles de estudios realizados durante las últimas cuatro décadas. Las cifras de personas que sufren enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental continúan aumentando sin pausa, y aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos ha alertado sobre muchas de las amenazas que enfrentamos, aún queda mucho por recorrer en áreas de las que todavía no somos conscientes.
La verdad es que no solo debemos centrarnos en reducir nuestro impacto ambiental en los espacios públicos, sino también cuidar nuestros hogares. Según una encuesta de YouGov, en el mundo occidental actual pasamos cerca del 90 % de nuestro tiempo en interiores, ya sea en casa, en el trabajo o en algún medio de transporte; por lo tanto, los contaminantes que más nos afectan se encuentran donde pasamos la mayor parte del tiempo.
Precisamente enfocado en abordar este importante aspecto, surge la biohabitabilidad, una ciencia que estudia la influencia del entorno interior en la salud y el bienestar de las personas, y examina los factores de riesgo presentes dentro de nuestros hogares. En resumen, esta disciplina analiza la calidad de un espacio a habitar.
La importancia de la biohabitabilidad
La biohabitabilidad identifica los factores estresantes y toxinas ambientales dentro de un hogar para brindar sugerencias prácticas que mejoren el entorno interior. Para ello, se evalúan los factores de riesgo ambientales y sus impactos relacionados.
Joaquín Machado, investigador, especialista en contaminación electromagnética y CEO de NOXTAK®, una empresa de tecnología verde en Miami, señala que "existen muchos elementos de nuestra vida diaria que afectan nuestra salud y calidad de vida, objetos y materiales que tienen efectos que, aunque no se notan de inmediato, se manifiestan gradualmente en nuestra salud. Vivimos con estas cosas a diario sin saber cómo pueden afectarnos o sin siquiera percatarse de que existen. Estos contaminantes son toxinas ambientales inadvertidas que crean hábitats poco saludables, pudiendo conducir al inicio de problemas de salud relacionados con la sensibilidad y a múltiples alergias, alteraciones del sueño, dolores de cabeza inexplicables, fatiga persistente y, a largo plazo, algunas de estas toxinas ambientales pueden aumentar el riesgo de diversos tipos de cáncer."
Entre los elementos que estudia la biohabitabilidad en los hogares, destacan los siguientes: calidad del aire interior, humedad y moho, medición de gas radón, contaminantes en el agua, productos de limpieza y de cuidado personal, bioconstrucción, y ruido y vibraciones.
Contaminación electromagnética en la biohabitabilidad
Entre todos los contaminantes a considerar, hay uno que ha pasado desapercibido durante mucho tiempo y que solo ahora está siendo considerado parcialmente por algunos especialistas en biohabitabilidad: la contaminación electromagnética.
"Las nuevas tecnologías han cambiado por completo nuestras vidas y el entorno electromagnético en el que estamos inmersos a diario. En las últimas tres décadas, las ciudades han incrementado los niveles de radiación de microondas de fondo en aproximadamente un 1,000,000 %; hemos experimentado avances tecnológicos y de conectividad sin precedentes, avances que gradualmente hemos incorporado en nuestros hogares, lugares de trabajo y en todos los aspectos de nuestra vida," menciona Machado.
Hoy vivimos en espacios cada vez más tecnificados, con instalaciones eléctricas corriendo por paredes, techos y suelos a nuestro alrededor, y contamos con innumerables tomacorrientes sin una adecuada puesta a tierra. Además, nuestros hogares y oficinas están hiperconectados con señales de telecomunicaciones de alta velocidad y WiFi.
Si bien hemos disfrutado en gran medida de todos los beneficios que la tecnología nos ha brindado, también enfrentamos un escenario con consecuencias significativamente negativas para el medio ambiente, la salud pública e incluso para la hiperconectividad que pretendemos alcanzar en un futuro cercano, ya que nuestros espacios están plagados de campos electromagnéticos artificiales que generan efectos negativos en nuestra salud y en todos los sistemas biológicos que nos rodean.
Estos campos electromagnéticos artificiales están desequilibrados y contienen interferencias que no solo afectan nuestra salud y el medio ambiente, sino también las tecnologías, generando un consumo ineficiente de electricidad, estática en las comunicaciones y afectando el patrón de propagación de las señales inalámbricas, impactando especialmente en oficinas y hogares con un estándar “smart”.
Lo que se debe entender sobre la contaminación electromagnética
"La biohabitabilidad debe estudiar el hogar como un médico estudia a un paciente: analizar el panorama completo, comprender los síntomas y todas las conexiones aparentemente invisibles que generan problemas en más de un aspecto. En el panorama que debe analizar esta disciplina, la contaminación electromagnética debe ser un factor ambiental ineludible y tan importante como cualquier otro tipo de contaminación ambiental que afecta nuestro bienestar," enfatizó Machado.
Sin embargo, abordar el problema debe ser realista y eficiente, y para ello los especialistas deben comprender exactamente cuáles son las causas, consecuencias y posibles soluciones a la contaminación electromagnética.
En primer lugar, es necesario diferenciar entre campos electromagnéticos naturales y artificiales. Como se ha mencionado, los campos electromagnéticos naturales son parte activa de la evolución y el bienestar de nuestra especie; promueven los impulsos biológicos más básicos de nuestro cuerpo y no deben ser privados de ellos bajo ninguna circunstancia.
Por otro lado, los campos artificiales, también llamados contaminación electromagnética, son aquellos emitidos por tecnologías creadas por el hombre. Estos están llenos de interferencias y perturbaciones a un nivel fundamental y representan un problema porque están polarizados. Esta polarización artificial los hace incompatibles con los sistemas biológicos, generando alteraciones a nivel celular que pueden manifestarse a corto plazo como problemas del sueño, dolores de cabeza, afecciones auditivas y otros signos de malestar; o a largo plazo, en diversas enfermedades degenerativas, dependiendo de la sensibilidad individual, condiciones de salud preexistentes o el estilo de vida.
Esta diferencia es fundamental, y todo especialista en biohabitabilidad debe tenerla presente: los campos electromagnéticos no son el problema, lo es la contaminación electromagnética (los campos electromagnéticos artificialmente polarizados).
La tecnología no es el enemigo, y bloquear la radiación no es correcto ni seguro
Comprender el verdadero problema de la contaminación electromagnética es crucial para que la biohabitabilidad ofrezca soluciones realistas, y proponer la reducción o eliminación definitiva de las tecnologías no es una de ellas. En el mundo actual, la tecnología es necesaria y forma parte de nuestras perspectivas de futuro; ninguna "solución" que implique dejar de usarlas o limitarlas es viable.
En este sentido, la biohabitabilidad también debe tener en cuenta que las soluciones anti-radiación no son adecuadas para el fin que persiguen, y según Joaquín Machado, las razones son claras:
Debido a su naturaleza bloqueadora, las telas, pinturas y dispositivos anti-radiación privan a los usuarios de interactuar con los campos electromagnéticos naturales que sus cuerpos necesitan para el bienestar. Los materiales con los que se fabrican estas soluciones limitan el funcionamiento de los equipos e interfieren con las señales, lo cual afecta el estándar de las viviendas inteligentes. Al bloquear la radiación, los equipos deben esforzarse más para encontrar señales y funcionar, lo que provoca sobrecalentamiento y una mayor generación de radiación en las cercanías de los dispositivos.
El enfoque correcto a la contaminación electromagnética para la biohabitabilidad
Comprendiendo plenamente el problema y conscientes de lo que no se debe hacer, según Machado existen dos enfoques viables y efectivos para los especialistas en biohabitabilidad:
Cambios en el hogar
Es posible mitigar la contaminación electromagnética realizando algunos cambios en el hogar. En primer lugar, es importante revisar el estado de las instalaciones eléctricas, ya que un sistema eléctrico mal mantenido y sin una correcta puesta a tierra, además de representar un riesgo para los habitantes y los electrodomésticos, es un emisor significativo de contaminación electromagnética.
En viviendas en construcción, se sugiere llevar a cabo las instalaciones pertinentes de la mano con un especialista en biohabitabilidad, quien, junto con el electricista y el arquitecto, podría proponer un diseño estratégico del sistema para minimizar las emisiones en espacios como dormitorios y áreas de descanso. En el caso de viviendas ya construidas, se recomienda estudiar a fondo el sistema y realizar cambios en el cableado, la puesta a tierra y las instalaciones según sea necesario. Es importante destacar que la calidad del material eléctrico también es clave para reducir las emisiones.
Otro aspecto importante es el sistema de iluminación del hogar. "Los sistemas de iluminación inducen contaminación electromagnética en las líneas eléctricas en forma de interferencia electromagnética. Esto se suma a otras interferencias generadas por todos los dispositivos conectados al cableado, además de las fuentes externas de electrocontaminación. Por ello, los sistemas de iluminación son, ante todo, generadores de 'electricidad sucia'," comenta Machado.
Lo que sucede con la electricidad sucia es que no podemos evitarla a menos que no usemos electricidad o implementemos tecnologías de filtrado. Pero si deseas comenzar, hay algunos cambios que puedes hacer en el sistema de iluminación para reducir esos niveles de electricidad sucia:
- Interruptores: Los interruptores que utilizas son fundamentales en lo que respecta a la electricidad sucia. Por ejemplo, los interruptores con regulador de intensidad son una gran fuente de acumulación de estas interferencias eléctricas, de modo que a mayor cantidad de reguladores, mayor es la electricidad sucia en el cableado.
- Bombillas: El tipo de bombillas es también vital para controlar la electricidad sucia. Por ejemplo, las bombillas fluorescentes son altamente contaminantes y consumen mucha energía, mientras que las bombillas LED son más limpias, seguras y ahorran más energía. Del mismo modo, es importante recomendar un cambio de hábitos en el uso de, por ejemplo, regletas eléctricas. Las regletas sacan el cableado de las paredes y acercan las interferencias y la electricidad sucia hacia nosotros. Las regletas no deben utilizarse en dormitorios, y su uso debe minimizarse en otras áreas de la vivienda. Si, por alguna razón, se necesita una, se recomienda adquirir regletas de calidad, con cables gruesos y bien aislados.
Tecnologías de filtrado de la contaminación electromagnética
"Se puede controlar la contaminación electromagnética al 100% mediante un enfoque de filtrado. Tecnologías como las utilizadas en mi empresa, denominadas SPIRO® (Tecnología Organizador de Radiación de Espín), son ideales para esto, ya que eliminan los efectos adversos de la electrocontaminación mientras permiten a los usuarios seguir disfrutando de los beneficios de la tecnología," afirma Machado.
SPIRO®, desarrollada por NOXTAK®, es la única solución no bloqueante para la electrocontaminación que repolariza las ondas electromagnéticas para que se comporten como las naturales. Al eliminar perturbaciones e interferencias en la radiación, esta tecnología no solo limpia los espacios, sino que también contribuye a la salud de los usuarios y mejora la funcionalidad y conectividad de las tecnologías.
"Queda mucho por hacer para concienciar al público sobre la contaminación electromagnética y las soluciones que pueden controlarla. El objetivo es que no solo disciplinas como la biohabitabilidad tomen conciencia de este problema, sino también las personas comunes y corrientes, y especialmente los gobiernos e industrias, para que se puedan promover estándares más saludables en la fabricación de tecnologías y en la urbanidad de las ciudades inteligentes, así como regulaciones que protejan el medio ambiente y a los consumidores de esta toxina ambiental inadvertida," añadió Machado.